Parece estar muy lejano en el espacio y mucho más aún en el tiempo. Sin embargo, estudiar las implicaciones políticas, económicas, culturales y sociales que el antiguo Oriente Próximo tiene para la civilización actual debería ser obligatorio en todas las escuelas del globo. En el siguiente artículo explicamos por qué es necesario su conocimiento, observación e investigación para entender el mundo en el que vivimos.
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Si nos sumergimos en tiempos anteriores al nacimiento de Jesucristo, en el mundo comenzaba a regurgitarse una entidad a la que hoy en día designamos como Oriente Próximo, pero que por aquel entonces era un conglomerado no muy unificado de sistemas políticos, económicos y culturales que se superponían entre ellos y que no contaban con límites geográficos muy bien definidos. Por acotar su extensión en la medida de lo posible, grosso modo, podemos decir que se extendía desde la península de Anatolia -Turquía-, a lo largo del Levante -que hoy en día serían los estados de Israel, Líbano, Jordania y parte de Siria-, Egipto, Irán y Mesopotamia -parte de Siria e Irak-.
A lo largo y ancho de este extenso territorio se desarrollaron gran cantidad de lenguas y de sistemas de escritura: las primeras, alrededor de quince; y los segundos, unos siete. Muchos de estos métodos de comunicación marcaron nuestra historia. Estos son algunos de ellos.
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Ejemplo de escritura cuneiforme |
ACADIO
Se trata de la lengua semítica que se hablaba en Mesopotamia y cuya escritura era cuneiforme -con forma de cuña-. El acadio fue realmente importante, ya que era la lengua vehicular que empleaban los gobernantes hititas y egipcios para comunicarse entre ellos y llegar a un entendimiento.
ARAMEO
También pertenecía a las lenguas semíticas, con la salvedad de que su escritura era alfabética, no cuneiforme -al contrario que la lengua acadia-. El arameo cuenta con gran relevancia sobre todo porque es una de las escasas lenguas que se siguen manteniendo hoy en día, aunque con un uso más reducido. Esta lengua fue adoptada por los persas aqueménidas en su sistema administrativo.
EGIPCIO
Aunque en cierto modo, su uso se hallaba restringido a su país de nacimiento, tanto la escritura jeroglífica como la lengua egipcia fueron empleadas por otras culturas. Por ejemplo, los reyes nubios -al norte de Sudán- de la XXV dinastía emplearon con profusión esta escritura para realizar sus inscripciones sobre la piedra y los distintos materiales que utilizaban. Muchos de estos grabados se realizaban en ciudades que distaban mucho geográficamente de sus capitales.
HEBREO
Lengua semítica que en su versión hablada solo se utilizaba en los reinos de Judá e Israel. Su versión escrita más clásica está muy influida por el arameo. Reviste especial importancia el hebreo bíblico.
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Mesopotamia hacia el 2100 a.d.C. |
Estos son solo algunos de los métodos comunicativos que se emplearon en el Antiguo Oriente Próximo. Para concluir el artículo, podemos establecer una doble clasificación -de lenguas y escrituras, respectivamente- que dibuje un poco mejor el mapa de este territorio tan heterogéneo.
Clasificación de lenguas
- INDOEUROPEAS: Hitita, luwita y palaíta.
- SEMÍTICAS: Caracterizadas por elaborar palabras a partir de raíces triconsonánticas. Aquí en englobarían las lenguas acadia, amorita, aramea, asiria, babilonia, cananea, eblatea, etíope, hebrea y ugarítica.
- PROTOTÍPICA O HATTI: Limitada al ámbito religioso.
- DE TIPO AGLUTINANTE O ERGATIVAS: Las palabras se conforman por yuxtaposición de elementos.
Clasificación de escrituras
- CUNEIFORME: Con una caña puntiaguda, se realizan cuñas sobre la arcilla.
- JEROGLÍFICA: Utiliza imágenes como símbolos. Empleada por los egipcios y también por los hititas.
- SEMIIDEOGRÁFICA, SEMIFONÉTICA Y POLIFÓNICA: Cada signo empleado tiene en estas escrituras varios sentidos.
Y hasta aquí una breve exposición de lo que es el origen de nuestra comunicación. Un conjunto de sistemas que se solapan paulatinamente y que terminan derivando en el alfabeto creado por los fenicios, que comienza a separar las consonantes y las vocales. Muy importantes si queremos conocer no solo cómo nos comunicamos, sino también por qué nuestra manera de pensar y de expresar nuestros pensamientos es tal.
Sapere aude!
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